Buenas tributooos!!!!
¿Que tal estáis? Me esperábais??
¡Ya, ahora sí! POR FIN ya esta aquí la continuación del relato que publique hace unos meses de AQUEL NIÑO DE LOS OJOS AZULES!!!! *Aplausos*
Como os dije muy pronto estaría ya que me quedaba muy poquito. Y ESTOY muy feliz con el resultado! Si os soy sincera me ha encantado escribirlo, adoro a Peeta y más escribir sobre cuando era pequeño.
Así que espero que a vosotros también os encante y disfrutéis muuuucho.
Y no os olvidéis de COMENTAR vuestra opinión y que os pareció, porque aunque parezca mentira vuestros comentarios ayudan mucho a escribir y a seguir con la historia.
Así que no me enrollo más y aquí os lo dejo, espero que os guste muuuucho mucho:
DISFRUTARLO <3
AQUEL NIÑO DE LOS OJOS AZULES II
Sólo ese
momento, ese momento de tranquilidad que se puede respirar en el ambiente.
Miles de sombras y luces del amanecer van marcando el camino hacia un nuevo
día. Los árboles mueven sus hojas lentamente como si una dulce melodía
impulsara sus movimientos. Las dos figuras se alejan de casa mientras la madre
le lanza un beso al aire. El hombre se gira, sonríe de oreja a oreja y continúa
su marcha.
Rápidamente
el padre clava sus ojos en el pequeño de inmediato.
-¿Preparado para el día de hoy Peeta?-exclama mientras emboza una
perfecta sonrisa.
El niño asiente. Hoy será su primer día de colegio y no puede evitar
sentirse ilusionado.
¿Has cogido todo? ¡No te olvides nada eh!
Peeta vuelve asentir sin perder su sonrisa, se gira y da un último visto
bueno a la bolsa que cuelga de sus hombros mientras intenta mantener el ritmo.
El sendero se alarga con forme echan la vista hacia adelante. Peeta siente
como el aire lo despeina y le hace cosquillas al chocarse contra su rostro. La
brisa mueve las hojas formando remolinos de de diferentes tonalidades. Una
dulce risa sale de sus labios cuando las oye crujir bajo sus pies.
El canto de los sinsajos acompaña el camino con sus dulces melodías.
Peeta cierra los ojos por un instante y se concentra en tan maravillosos
sonidos de la naturaleza mientras sigue su trayecto.
Se acerca a su padre y le da la mano. Este le sonríe y apresuran su
paso.
Caminan adentrándose a una de las zonas más pobres del distrito, donde
todo cambia. El tiempo parece haberse detenido. Tan sólo el sol dibuja unas
pequeñas manchas de luz en una parte de la calzada, la otra, no ha conseguido
salir de la oscuridad. El amanecer parece llegar con retardo a esta zona.
El silencio es lo único
que abunda en estos parajes.
La pobreza es general en el distrito, en cambio en
este punto es mayor comparado con otros. Casas de ladrillo pintadas de tonos
grisáceos inundan el pequeño territorio, como si se intentaran abrir paso entre
la penumbra. La soledad y la tristeza baña los rostros de sus habitantes.
El niño ve un grupo de
personas. El negro predomina en ellas. Un gran conjunto hombres todos
uniformados marchan marcando un paso firme, todos al ritmo. Derecha, izquierda,
derecha, izquierda. Pasos lentos pero uniformes.
-¿Papá, esos son los
mineros?-pregunta siguiéndolos con la mirada.
-Si hijo-exclama al
girarse-Todos los días a las 7 en punto comienza su turno hacia las
minas-comenta terminando con una media sonrisa casi forzada, mientras vuelve la
vista hacia delante.
-¿Por qué no fuiste
minero?-dice Peeta todavía con los ojos puestos en los hombres que caminan sin
cesar.-¿Por qué, tuviste la oportunidad no?-suelta como si las palabras
salieran de sus labios sin querer.
Un soplo de aire frío
recorre cada parte de su cuerpo de lado a lado. Al padre parece sorprenderle la
pregunta. Parece casi extraño a la situación, en cambio suelta una carcajada
que deja perplejo al pequeño.
-¿Tu me ves en las cuevas
picando?- suspira al girarse de golpe. El niño da un diminuto brinco hacia
atrás y recapacita.
-Hmmm... nose-dice Peeta
dudando. Al mismo tiempo se coloca un mechón de pelo dorado que le entorpece la
vista .-Creo que hiciste bien en ser panadero, tu pan está muy rico.-sonríe y
le da la mano- Nadie podría superarlo… salvo que yo aprenda-termina con un tono
alegre pero burlón a la vez.
-¿Así que te crees mejor
que yo eh?-comenta con una sonrisa de oreja a oreja.-Eso habrá que verlo- le
saca la lengua, lo coge y poco a poco lo levanta por los aires.
Le da vueltas mientras el
niño chilla y forcejea para que lo suelte. Lo levanta por encima de su cabeza y
se le queda mirando unos segundos. Sonríe. Al poco los pies de su hijo tocan el
suelo.
-Vale, me rindo-responde
Peeta, después suspira.
Peeta se gira mientras
contempla como la zona se va alejando. Las figuras de los mineros ya no se
pueden divisar. Han desaparecido por completo, como si ninguna vez hubieran
existido.
-¿Ya has aprendido la
lección?
El hombre hace una mueca
hasta que termina por guiñarle el ojo. Peeta le devuelve el guiño con una dulce
sonrisa. Se expresan todo con tan sólo mirarse. Ambos se ríen mientras
continúan el trayecto.
En cambio no saben que,
algo los unirá más, de alguna otra forma. No tan sólo será un sentimiento que se
convertirá en algo valioso para el pequeño Peeta.
Será por lo que realmente
luchará.
¿OS GUSTO? ¿OS ENCANTO? ¿NO?
Comentar lo que os pareció!!!
Y como veréis sinsajoos habrá continuación CHAN CHAN !!! Pronto nos veremooooos!!!!
Un besooooo y disfrutar del fin de semanaaa!!!!
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